Foto: Estudiantes de teatro (Gentileza El Estudio).
Profesionales del ramo del guionismo en Paraguay consideran que la tarea es poco remunerada y que a la hora de los contratos se prefiere a extranjeros. Critican que algunas publicitarias y canales de televisión siguen trabajando sin guionistas.
Por Sergio A. Noé Ritter
Las producciones teatrales, televisivas y para el cine requieren de profesionales que desarrollen una historia a través de un guión, lo que garantiza su calidad. Sin embargo, según los trabajadores del sector, en nuestro país la actividad todavía no es valorada ni reconocida cabalmente.
Los críticas hacen referencia a la improvisación como práctica común en los programas televisivos, es decir, sin la utilización de un guión; la “poca paga” que reciben y la preferencia de guionistas extranjeros. Por ello creen conveniente que los jóvenes incursionen en el área, ya que en el país se están abriendo nuevos espacios en este campo.
“Un guionista es el alma inquieta que caza historias y vuelca su mundo imaginario en un papel –guión– tocando la sensibilidad del espectador”, indica el actor y director Carlos Piñánez, que preparó el guión para la telecomedia Oiko pora Servis, en 2006.
El director Néstor Amarilla, que ahora escribe el guión de una comedia musical, dice que este debe tener “un oído especial para percatarse de lo que se dice y lo que no se dice”. En tanto, el actor y director Mario Santander cree que el guionista debe “lograr cautivar al espectador”.
INVERSIÓN. Los profesionales perciben que su trabajo no es remunerado como se debe y que la industria local, como el caso de la televisión y las productoras, tampoco perciben la importancia de contar con un guionista.
“Se tiene que poder vivir haciendo guiones en el país. Pero antes, la industria televisiva y publicitaria debe entender la necesidad de un guionista, como un ser pensante escribiendo. Tarde o temprano los productores se darán cuenta de que los consumidores son cada vez más exigentes”, expresa Amarilla.
Agustín Núñez, quien realizó ese trabajo en Colombia y también en el país, considera que cualquier actividad que se desarrolle con seriedad y rigor “debe permitir vivir de ella”.
A esto agrega que la tarea del guionista no está exenta de dificultades. “Uno se enfrenta a limitaciones en el número de personajes, sets, personal técnico y el presupuesto destinado a la producción”, aduce.
Santander, por su parte, señala que debe existir una legislación que regule el mercado y la protección del oficio, no solo de guionistas, sino de actores, directores y maquilladores. “Ello permitirá trabajar en justas condiciones e igualdad de oportunidades, además de dar un avance hacia una mayor profesionalización”, dice.
Pese a estos obstáculos, consideran que en el país va creciendo la conciencia sobre la importancia de recurrir a guionistas, tanto en productoras privadas, publicitarias y en los canales de televisión.
Escasas opciones para la formación
La capacitación y especialización en la preparación de guiones para cine y televisión sigue siendo un campo poco desarrollado en el país. Hasta el momento son pocos los espacios de formación existentes, y ninguno se desarrolla a nivel universitario.
“Afortunadamente hay lugares donde estudiar, como el caso de IPAC, que se enfoca en la creación de guiones para cine y televisión. También, cada tanto, se dictan talleres en El Estudio”, comenta Agustín Núñez, director y actor de teatro.
Núñez destaca además el aporte del Centro Cultural de España. “Mediante su gestión, se puede acceder a talleres dictados por maestros del guionismo español”, explica Núñez.
Por su parte, el actor Carlos Piñánez percibe que la formación en el ámbito de la escritura –para guiones– está en constante crecimiento.
“En un principio, las clases eran impartidas por el propio guionista, en forma particular, pero ahora hay institutos que lo hacen”, indica. Mario Santander, director de teatro, revela que se formó tanto en Paraguay como en el extranjero.
“Me formé en talleres de dramaturgia que se impartían ocasionalmente en el país. Lastimosamente aquí no hay una formación académica regular y universitaria”, dice Santander. Ante este panorama, el guionista Néstor Amarilla decide gestionar su propuesta educativa.
“Para marzo estoy preparando un taller para guionistas, donde aquellos que ya han escrito algo, puedan acceder al curso”, explica.
Opinan los protagonistas
“Se prefiere un refrito importado”
Por Agustín Núñez, director de teatro
“Es interesante ver cómo en poco tiempo se han desarrollados nuevos guionistas, aunque aún como paraguayos poco confiamos en nosotros, y terminamos importando libretos. Es triste darse cuenta de que a veces prefieren un seguro refrito importado, antes que correr el riesgo de apostar al talento nacional. Creo que en la actualidad las personas y empresas más responsables del mercado recurren por lo general a los guionistas para sus campañas publicitarias. En tanto que el audiovisual, incluyendo la televisión, es un campo que viene ganando fuerza. Hay que tener en cuenta que en todos los casos el recurrir a un profesional redunda notoriamente en el resultado del producto final”.
“Exige tener un proyecto propio”
Por Carlos Piñánez, actor y director de teatro
“Por lo general para trabajar como guionista uno debe generar sus propios proyectos, ya sea en teatro o en cortos cinematográficos. En tanto, para la televisión, el manejo se da a través de contactos profesionales que generan la oportunidad laboral. En cuanto a los ingresos que esta tarea conlleva, considero que en comparación con años atrás ahora existen más posibilidades de que el guionista mejore sus ingresos con su trabajo. No obstante, todavía no puede ser una actividad exclusiva. Hoy día, escribir un guión significa contar con una entrada extra, lastimosamente no puede ser la actividad laboral central de un profesional que escribe para la escena”.
“A la tevé le faltan guionistas”
Por Néstor Amarilla, guionista y director de teatro
“No puede ser que algo tan caro como la televisión tenga que ir al aire solo con una rutina, solo teniendo fe que algo bueno se les ocurra a los conductores en el momento de hablar. La pobreza de nuestra televisión empieza al no tener guionistas.
Creo que uno de los principales desafíos para un guionista es hacer algo que permita el balance entre el arte y el negocio detrás del arte. Es algo que nunca me enseñaron en la facultad, pero que con el tiempo uno aprende. El guionista debe escribir algo para que el público lo pueda consumir. En ese sentido la rentabilidad del trabajo es importante, ya que el profesional lo merece y también tiene necesidad de comer”.