lunes, 16 de marzo de 2009

Jorge Ritter: Un médico rural paraguayo que volcó sus experiencias en la literatura

Foto: El doctor Jorge Ritter (archivo del archivo familiar)

 

El paraguayo Jorge Ritter  abrazó la profesión del bisturí y tuvo por segunda pasión las letras. Sin dejar la medicina, escribió  tres novelas,   donde plasmó sus vivencias  como médico rural y excombatiente de la Guerra del Chaco.

Sergio A. Noé Ritter

 

En 1984, unos seis estudiantes redactaron un inédito ensayo sobre Jorge Ritter, en el marco de la cátedra de historia de la medicina de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).

Hasta hoy, no existe otro documento que arroje tantos detalles específicos sobre la vida de quien fuera médico y literato, nacido en Arroyos y Esteros, en 1908.

Según el citado texto, hacia 1932, cuando Ritter cursaba el tercer año de Ciencias Médicas en la Universidad Nacional de Asunción, la Guerra del Chaco (1932-1935) lo tomó de sorpresa.

Allí prestó un encomiable servicio a la patria, ya que la contienda lo movilizó hasta Casanillo, en ese entonces un hospital de sangre.

En la guerra, tuvo una significativa presencia, ya que ejerció cargos sanitarios en Fortín Falcón,  Pozo Favorito y  Campo Vía.

Asimismo, formó parte del Batallón 1 General Aquino y el recordado Batallón 40, y participó en la batalla de El Carmen y en la retoma de Yrendagué.

Por estos servicios prestados a la patria, el entonces estudiante Ritter recibió las condecoraciones de Cruz del Chaco y Cruz del Defensor.

Como teniente de la contienda chaqueña, junto con oficiales y soldados, emprendió largas marchas padeciendo hambre y sed en la seca y agreste tierra occidental.

Estas duras experiencias las volcó en su obra La tierra ardía, su tercera y última novela de tinte histórico, que vio la luz tras su edición en 1975.

 

El médico rural

Durante la década de 1940, Ritter comenzó a dedicarse por entero al ejercicio de la medicina en el interior del país.

Su itinerario clínico se inició en la ciudad de Ybycuí, en 1942. En esta localidad se estableció y ocupó interinamente el cargo de director del hospital.

Tras unos meses de estadía, enfrentó serios problemas con el curandero de la zona. Este hombre, que hacía el papel del médico ñana, estaba apadrinado por el comisario de lugar.

El yuyero, adentrado en sus ritos terapéuticos de fuertes

 raíces ancestrales, encontró en Ritter una amenaza, que le provocaba la pérdida de pacientes.

Ajeno a la medicina científica que practicaba, el brujo sanador difamó a Ritter, y aprovechó, en cierta ocasión, la enfermedad de una señora como excusa –con la venia del comisario– para apresarlo. Tras ser expulsado de Ybycuí, Ritter logró probar su inocencia en Asunción.

Estas tristes experiencias –de las que fue víctima– y el gran desconocimiento de las zonas rurales hacia la medicina científica –de las que fue testigo– constituyeron su gran inspiración para escribir sus dos primeras novelas: El pecho y la espalda y La hostia y los jinetes.

 

Las obras de Ritter

Editada en 1962, la novela El pecho y la espalda retrata la realidad del campo, donde su protagonista principal es el doctor Reyes.

Mediante sus páginas, Ritter propone un tomo de denuncia, donde expone el drama social campesino y sus vicios.

En la trama aparecen intrigas lugareñas con personajes que abusan de su poder. Es allí donde el doctor Reyes se presenta como el médico que se interesa no solo por los males físicos, sino también por los problemas de índole social.

En tanto, con la segunda novela,  La hostia y los jinetes, lanzada en 1969, Ritter propone un tomo con pinceladas costumbristas de tinte realista, tono descriptivo y de carácter social.

La obra también se ocupa de denunciar las injusticias sociales y las trabas que obstaculizaban el desarrollo de la vida agraria.

Mediante varios personajes de un paraje rural, la pieza  expone a un prepotente comisario, autor de gran cantidad de crímenes. Este oficial es ajusticiado por un simple campesino que lo asesina. Este último representa la esperanza del pueblo, así como el deseo de los pobladores del campo de ser librados del atraso, la miseria y las injusticias.

 

Humanista: Su faceta antropológica

Tras vivir gran parte de su vida en el interior del país y gracias al contacto con el campesino paraguayo, el doctor Jorge Ritter –de formación humanista y médico rural– forjó una personal concepción antropológica del paraguayo de tierra adentro.

En 1971, ante el Círculo Paraguayo de Médicos, dictó una conferencia en la que describió las características antropológicas del campesino nacional, explicando algunas peculiaridades de su conducta.

En su obra teatral El médico rural –que algunos atribuyen a Mario Halley Mora–, Ritter transcribe sus irónicas conversaciones de consultorio con pacientes del campo.

En una ocasión, cuenta un episodio donde atendió a un enfermo campesino estando entre las cuatro paredes de la clínica, y sentados únicamente los dos, frente a frente, mesa de por medio.

Allí, pregunta como médico: –Mba’éichapa nde réra? (del guaraní que significa ¿Cuál es tu nombre?).

A lo que el paciente le responde: –Che piko? (del guaraní que significa ¿A mí me pregunta?)

Muchos especialistas imputaban esta absurda respuesta, contenida en una repregunta, como una  lentitud mental del campesino causada por presuntas funciones tiroideas deficitarias por carencia de yodo.

Sin embargo, estas presunciones simplistas no satisfacían del todo al doctor Ritter, quien prefirió adentrarse más allá e indagar estas conductas a la luz de la antropología.

Según la visión de Ritter,  en el inconsciente colectivo del paraguayo subyace un rasgo del indígena guaraní, que le inhabilita para revelar inicialmente su nombre a un desconocido.

Esto lo  fundamenta extensamente en un ensayo antropológico, el cual se publicó después de su muerte.

El escrito titulado El médico rural: anotaciones para una tipología del hombre paraguayo apareció en  diciembre de 1977, en el tomo  del Suplemento del Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica de Asunción (Paraguay)

En este documento,  expone  también los enfrentamientos entre  la medicina científica en el área rural y los métodos  terapéuticos practicados por los yuyeros, donde explica que el trabajo de estos últimos proviene  de ritos  ancestrales.

También  tipificó en varias categorías al conocido médico ñana, y que para él tiene origen en los chamanes y brujos de las etnias guaraníes.

 

 

Apuntes

• El 1 de febrero de 1977, cuando Ritter estaba en Buenos Aires (Argentina), un vehículo lo arrolló accidentalmente, provocando su  deceso.

• Según el prologuista de una de las obras de Ritter, él encabezó la llamada Generación de 1928, del Colegio Nacional de la Capital, que tuvo a varias figuras que se dedicaron a la docencia, al periodismo y al arte, dejando su contribución a la cultura.

• El galeno también escribió artículos en periódicos de la capital y el interior, entre ellos, en La Tribuna y El Progreso, de Asunción.

• Además de sus obras novelísticas, el médico escribió el cuento La bombilla del comisario y la obra teatral El médico rural, inspirado en su experiencia profesional.

• Para la realización de su novela La hostia y los jinetes, recibió asesoramiento de la escritora Josefina Plá. En tanto, el diseño de la tapa del libro lo realizó Olga Blinder.

• Ritter también se dedicó a la pintura, plasmando paisajes campestres, el puerto de Concepción –donde vivió varios años–, además de obras con candelabros y otros utensilios, inspirados en el estilo de la naturaleza muerta.

• Se asoció al Centro Filatélico del Paraguay. Fue director de la revista de dicha institución. También formó parte del Pen Club, donde conoció a poetas, narradores y ensayistas locales.

• En 1995, el comité social de la Cooperativa Coomecipar reconoce su labor como médico y literato, por lo cual organiza un concurso literario de cuentos cortos denominado Doctor Jorge Ritter.

• Actualmente, el periodista Manuel Cuenca está realizando la adaptación cinematográfica y la pre-producción de la novela La tierra ardía, de  Jorge Ritter, ambientada en la Guerra del Chaco (Ver fuente: http://www.jma.gov.py/html/noticias/2008-05-16.html).

 

 

Artículo publicado el lunes 16 de marzo de 2009, en la sección “Los Rostros de la memoria”, página 76 (contratapa), del periódico paraguayo Ultima Hora.

 

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