viernes, 28 de mayo de 2010

Zenón Páez, el escultor tobateño que retrata la vida de los santos

Foto: Zenón Páez trabajando la madera (Última Hora).

Trabajar la madera es su "gran pasión", "una comunión de ideas, que conjuga la mente con las manos". Su fábrica celestial tiene todos los santos imaginables, pero la talla más solicitada es el Cristo crucificado.

Por Sergio A. Noé Ritter

Desde que tiene uso de razón, Zenón Páez vive en medio de formones, gubias, serruchos y cuchillos, materiales puestos providencialmente en sus laboriosas manos. Con ellos, talla pacientemente la madera. "Es uno de mis amores", dice del tallado, además de guardar un especial afecto a sus hijos y familiares.

Con una lucidez que sorprende a quien lo ve activo con sus 83 años, don Zenón vive y trabaja en su taller y tienda del kilómetro 69 de la ciudad de Tobatí (Paraguay).

Especialista en la producción de imaginería religiosa en madera, hoy es un reconocido santero, a pesar de estar olvidado por las autoridades.

De sus manos salen las figuras de Cristo, en diversas disposiciones, una colección de 100 santos, además de varios modelos de la Virgen María.

Su oficio, más que un don, es una tradición heredada por su padre Juan Cancio y su abuelo Juan Ramón.

Según recuerda, los antepasados de sus abuelos fueron adiestrados en el arte escultórico por los padres franciscanos que colonizaron la zona. "Dicen que las imágenes de la Virgen de Caacupé y de Tobatí las talló el indio José, oriundo de este lugar", cuenta Zenón.

Actualmente, sus tallas engalanan los altares domésticos, mientras que las imágenes de mayor porte están en iglesias de Asunción y Buenos Aires, además de colecciones de arte sacro de otros lugares del mundo.

DEL CIELO. Tallas de San Pedro, San Pablo, Santa Lucía, además del Niño Jesús y otros, son parte de su fábrica celestial que ocupa gran parte de la tienda.

"No tengo un santo favorito, porque mis tallas son como mis hijos. No puedo preferir más a una que a otra", explica.

Una de las piezas más solicitadas es el Cristo crucificado, cuyos maderos están cargados de retoques ornamentales.

"Entre los santos, se lleva bastante San Antonio", comenta el obrero del cedro, aludiendo al intercesor de los novios.

Cada santito, de 15 centímetros de altura, significa para don Zenón todo un día de trabajo. Estas piezas pequeñas gustan mucho a sus clientes. "Cuando tallo imágenes medianas, tardo entre una a dos semanas", comenta, aclarando que invierte cerca de un mes en las esculturas más grandes.

UNA VIDA. En su juventud, don Zenón dejó una prometedora carrera musical para consagrase al tallado, una pasión que acariciaba desde pequeño.

"De niño, veía a mi padre trabajar la madera. A mi corta edad, no me dejaban tomar las punzantes herramientas. Pero me las arreglaba para usar las cuchillas a escondidas de mis padres y hermanos. Después, ellos las encontraban sin filo", comenta el artesano, recordando con alegría su infancia.

En una ocasión, ya de adulto, esculpió un Cristo redentor, de gran dimensión, que realizó especialmente a pedido de un cliente. "No había terminado el tallado de la figura, cuando tuve que realizar un viaje. En mi ausencia, mi hijo -sin mi consentimiento- mostró el trabajo sin acabar al cliente, quien dijo: 'Madera molde va'i' (madera con forma fea)", rememora.

Pero lo más desafiante para don Zenón es crear. "Se trata de una comunión de ideas, de conjugar la mente con la acción de las manos", dice.

Entre sus creaciones figura el ajedrez paraguayo, de 32 piezas, con figuras del ejército del Mariscal López y sus enemigos.

"Todos mis trabajos me gustan, son mis hijos. Cada pieza la hago con mucho cariño", revela don Zenón, quien salió adelante por méritos propios.

UN CRISTO PECULIAR

El gran repertorio de los Cristos de la tienda y del taller de don Zenón Páez es muy variado.

Entre los numerosos crucifijos resalta uno en particular, que rompe con lo clásico. Se trata de una pieza única, cuyo Cristo crucificado -sin los clavos en la mano derecha- se alza en signo de bendición.

"Esta pieza es una libre interpretación del Cristo en la cruz, que surgió de mi imaginación. Algunos, incluso, me cuestionaron: ¿Cómo puede el Cristo sacar la mano?', me dicen. Pero nunca llegué a vender esta pieza. Es única", aduce el artesano.

Publicado en Última Hora, el domingo 4 de abril de 2010
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