jueves, 18 de noviembre de 2010

Fusión de rock y folclore, un estilo que se impone en Paraguay


El "seis por ocho" –patrón rítmico presente en la polca y la guarania– se infiltra en los acordes del rock paraguayo, generando una creativa fusión. Varios artistas trabajan en esta innovación, que cosecha aplausos y buenas críticas. Por Sergio A. Noé Ritter.

Para músicos como Rolando Chaparro, Mike Cardozo, Neine Heisecke y otros, gran parte de la identidad musical está en el seis por ocho, ritmo presente en el folclore paraguayo.

Ya desde la cuna y en el entorno familiar, estos artistas crecieron escuchando guaranias y polcas paraguayas, un estilo que se impregnó en sus venas. Esta generación también accedió a la música internacional, con temas del rock, el jazz, el blues, así como canciones regionales y afroamericanas, que marcaron una fuerte influencia en su formación musical.

Para los artistas del rock nacional, este mosaico de estilos musicales es clave, ya que propicia la "innovación, tan necesaria en estos tiempos".

IDENTIDAD. La música paraguaya, tan omnipresente en lo cultural, marcó la carrera de toda una generación de artistas, y Mike Cardozo, guitarrista y líder de La Secreta, lo considera así.

"Para componer, uno toma los elementos de su cultura, en forma de filosofía, de instrumentos o de música. Lo inmediato a tu entorno te sirve de inspiración. La cultura tiene esa influencia y me di cuenta de su potencial", revela.

El cantante Neine Heisecke, que compuso temas de fusión folclore–rock, aprendió a tocar la guitarra con temas folclóricos. "Mamamos de niños el seis por ocho, un elemento local y regional", explicó.

FUSIÓN. En Ojavea, uno de los primeros temas de Rolando Chaparro, ya comienza a gestarse esta inquietud creativa del artista con respecto a la fusión folclore–rock.

"En los ochenta ya tenía la curiosidad de componer sobre la base del ritmo nacional, para luego fusionarlo con el rock", asegura el guitarrista, que cuenta con una fuerte influencia del rock, además de haber estudiado jazz.

"Cuando integré el terceto Ñamandú, entre 1987 a 1991, pude profundizar en la música paraguaya, adentrándome en su idiosincrasia", indicó.

HACIA LOS CAMBIOS. En los noventa, Chaparro se topó con detractores de su estilo rockero de "versionar" los clásicos del folclore, por tratarse de una suerte de distorsión musical.

"El mismo Agustín Barboza aprobó una grabación de su tema Reservista purahéi en versión de rock, en donde él mismo participó. Eso fue como una bendición para mí, que calló a los que cuestionaban mi trabajo", afirmó Chaparro.

Tanto Chaparro como sus pares coinciden en la "renovación del reportorio", pasando por la creatividad y la investigación. "Me gusta que se genere el cruce entre folcloristas y rockeros. En ese acercamiento surgen los nuevos estilos", aseguró Heisecke.

"PARAGUAY EMPEZÓ TARDE EN LA FUSIÓN"

Willy Suchar, pianista, arreglador y productor del sello discográfico Kamikaze Records, explicó que la fusión del seis por ocho con el rock nace en la región sudamericana en los años 70.

"Paraguay empezó tarde en la fusión rock–folclore, a causa de la dictadura de Alfredo Stroessner", sentenció el artista, que por años apoyó y grabó los proyectos musicales de la nueva camada del rock paraguayo.

Explicó que el patrón del seis por ocho "naturalmente nos identifica como región, en especial con Argentina, Brasil y Uruguay".

Detalló que los jóvenes artistas se sienten más cómodos con el seis por ocho a la hora de componer. "Las historias, la forma del verso, la lírica, las palabras y la misma melodía calzan perfectamente en el ritmo. Las vivencias son más fáciles de traducirlas en el seis por ocho. Este ritmo lo llevamos en la sangre, y al fusionarlo con otros, aflora este elemento, que es como una cuestión genética", dijo.

Publicado en Última Hora, el domingo 14 de noviembre de 2010.

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