miércoles, 13 de abril de 2011

El “bus de la muerte” o el transporte urbano de Asunción

El servicio de transporte urbano y metropolitano de Asunción (Paraguay) debe sufrir un proceso de transformación y reforma urgente y profunda. El mal funcionamiento del servicio y explotación irresponsable debe acabar ya. Por Sergio A. Noé Ritter.

“Es solo un ‘micro’ de Asunción”, recordaba ante un madrileño que me preguntaba cómo funciona un bus de mi ciudad. Antes de responderle, me dice: “Seguramente el bus de Madrid es similar al de Asunción”. Solo atiné a decirle: Sí. Pero en realidad, no sabía si reírme o llorar sobre el asunto. Simplemente, no me animé a contarle la otra parte de la historia, que ahora les relato.

Conociendo el “micro” de Asunción, el transporte público de Madrid es un cuento aparte que me despertó una incredulidad única, además de fomentar una extraña añoranza a ese “pertrecho mal hecho” que intenta llamarse bus asunceno. El sublime aroma de eficiencia del transporte ibérico es tal que se asemeja a la inmaculada virginidad, una moneda escasamente corriente desde hace años en el transporte urbano de Asunción.

A partir de este análisis comparativo, intenté esbozar una definición de lo que supone un “bus asunceno”. Es, en mi humilde entender, una máquina empresarial de fabricar dinero, en manos de irresponsables e inescrupulosos empresarios, en cuyo vocabulario no existen los derechos del consumidor.

A estos “amos” del transporte les está permitido toda licencia para operar en el descontrolado mercado vial, gracias a la vista gorda de un gobierno (en particular de los entes como Setama, Dinatán y MOPC) que le importa un rábano como viajan los pasajeros.

Es así como ese vergonzoso artilugio movilizado por cuatro ruedas (ya que no sabemos si perdió alguna por el camino), circula por las calles de la capital paraguaya. Un tanto descuidada y destartalada, con un humo algo “negruzco” y un motor con no pocos decibeles de polución auditiva, queda al mando del todopoderoso “chofer”, que lleva el volante cual timón de barco al borde de un naufragio.

Ese hombre, que dice llamarse chofer, posee una extraña fascinación por el acelerador, es amante de la estridencia musical (quizás cachaquera o reguetonera, lo que mejor convenga), fanático acumulador de carga humana y entusiasta promotor de la “estribera de la muerte”.

Asimismo, este hombre ostenta llevarse el Record Guinness como “conductor multioperador telefónico”, ya que envía mensajes de texto con una mano, a la par de cobrar el importe del pasaje con la otra. Y si hay lugar, toma el volante y la palanca de cambios con lo que resta de los dedos de alguna de sus manos muy ocupadas en cuidar la seguridad de los viajeros.

Aunque esto es solo el comienzo de un mal servicio, pareciera ser que la cadena se completa con los usuarios del transporte, clientes ciertamente masoquistas que no saben dónde va a parar el bus cuando el chofer se enfrasca en la frenética carrera para lograr el cumplimiento irrestricto de sus itinerarios y horarios.

Tampoco está demás recordar que cuando el chofer está algo atrasado, se permite ciertos lujos, que hoy están cerca de ser marca registrada. Se trata de ese “salto mortal”, esa exótica pasión y diversión del chofer en hacer brincar al cliente del ‘micro’ en pleno movimiento, para que éste pueda lograr un aterrizaje forzoso a la superficie terrestre, algo ciertamente movedizo por la velocidad.

Ante todo esto, alguien tiene que decir “basta” a todos estos abusos. Si no lo hacen los empresarios o el gobierno, los usuarios lo harán, por el mínimo de dignidad que queda, o bien, por ese intento de construir esa conciencia cívica y derechos del consumidor que tanto falta a los paraguayos, algo sumisos a estos malévolos servicios.

Finalmente, ante las modificaciones del importe de los viajes en los últimos años, y las protestas generalizadas de los pasajeros por el mal servicio de los últimos meses, se revela que el modelo de transporte metropolitano está en crisis. Evidentemente, se necesita una seria revisión y planificación de estos servicios tan necesarios y útiles para la ciudadanía.

El mejoramiento del servicio debería involucrar a todos los sectores sociales, en particular a los pasajeros, que deberían imponer algún tipo de castigo “moral” a estas chatarras circulantes. No seamos cómplices de estos malos servicios de transporte y reclamemos la renovación del mismo.

Foto: Bus Capiatá-Asunción, de la línea 27, llevando pasajeros en la estribera. Fuente de la foto: http://infosurhoy.com/cocoon/saii/xhtml/es/features/saii/features/society/2010/06/10/feature-04


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