El arpista paraguayo Severiano Gómez, actualmente residente en España, actúa en bares y restaurantes públicos desde la década de los ochenta. Tras formarse con su gran mentor, el arpista Nicolasito Caballero, actúa desde los noventa como solista, tocando en prestigiosos hoteles de lujo de Madrid. Reportaje y fotos exclusivas en Madrid, España, por Sergio A. Noé Ritter.
Severiano Gómez nació el 19 de abril de 1962, en Caroveni Nuevo, jurisdicción de Itapé, del departamento de Guairá. Se trasladó a la madre patria en 1982, aunque no olvida de todo a su querido Paraguay, que lo visita una vez al año.
Su padre, el arpista Wenceslao Gómez, fue integrante del famoso conjunto Perurimá, de Mauricio Cardozo Ocampo. Actualmente, su padre reside en la localidad de Torremolinos, Málaga (sur de España), donde se radicó desde 1977.
“Nací dentro de una familia que le gusta mucho la música. El hermano de mamá, Arsenio Zorrilla, era un excelente arpista. Con este tío yo empecé a estudiar el arpa paraguaya, y me enseñó los primeros acordes del instrumento, cuando tenía unos ocho años”, recuerda el instrumentista.
Luego de aprender a ejecutar el arpa con su tío, Severiano Gómez deja su tierra natal del Guairá, en plena adolescencia, para trasladarse a Asunción, donde estudia el arpa con su padre.
“Luego papá viajó a España y me quedé en Asunción, donde seguía tocando el arpa. Para mantenerme, trabajaba en una casa comercial, como vendedor de materiales eléctricos. Además de trabajar, también estudiaba en el colegio Pensilvania School, y a la vez, seguía tocando el arpa”, rememora el arpista.
Menciona que los fines de semana en Asunción era el momento de tocar el arpa. “Llegué a tocar con el conocido dúo Quintana-Escalante, ya que en una ocasión necesitaban un arpista, y yo estaba disponible. Fue así como actué con ellos en la desaparecida parrillada Las Curvas, donde también actuaban los Peña-González, y otros músicos famosos de la época. En aquellos tiempos, esas parrilladas funcionaban muy bien, y los fines de semana se llenaba”, indica el arpista.
Con todo esto, le fue dificultoso compaginar el arpa, los estudios y el trabajo. “Me pasaba algo curioso. Debía actuar a la noche con los músicos, en el restaurante Las Curvas. En tanto, yo tenía clases en el colegio hasta las 22 horas. Y entre cada asignatura, con el cambio de profesores, yo me escapaba del colegio para poder actuar en la parrillada de esa noche. De tanto que me gustaba tocar el arpa me ocurría esto”, cuenta Severiano con algunas risas.
VENIDA A ESPAÑA. Tras actuar en la desaparecida parrillada Las Curvas, sitio frecuentado por conjuntos folclóricos durante los setenta y ochenta en Paraguay, a inicios de los ochenta comienza otra etapa en la vida del músico.
Tras conversaciones con su padre y artistas paraguayos radicados en España, Severiano decide viajar a este país para compartir escenario con músicos compatriotas.
“Vine a España en 1982. Apenas llegué, ya empecé a trabajar con el cantante Nicolás Brítez. Empezamos a trabajar el dúo y nos fue muy bien. Fue así como comencé a tocar en Málaga (sur de España), donde viví mis primeros tiempos, unos siete años. También actué en Marbella (sur de España), en hoteles de lujo y fiestas privadas. Trabajaba de lunes a lunes, y con eso me ganaba la vida”, asegura Severiano.
UN SUEÑO. Severiano ya había llegado a España, pero tenía un sueño pendiente. “Mi gran sueño era estudiar con Nicolasito Caballero, el gran maestro del arpa”, asegura.
Fue en España como Severiano conoce a Nicolasito Caballero, siendo una de las personas que le brindó una gran inspiración en su carrera musical.
“En una ocasión vine a Madrid para hacer unos papeles, porque yo vivía en Málaga. En ese día me llevaron en el sitio donde actuaba él, ya que Nicolasito vivía en Madrid”, comenta.
Agrega que desde pequeño oía el nombre a Nicolasito, pero nunca antes lo había conocido. “Tenía ganas de conocerlo en persona. Hablé por primera vez con él tras una actuación en Madrid. Desde ese momento, nos mantuvimos en comunicación, porque yo todavía actuaba en Torremolinos (Málaga, sur de España)”, señala el artista con cierta nostalgia.
VIDA EN MADRID. Severiano cuenta que un día llama por teléfono a Nicolasito, a quién preguntó si podría enseñarle más sobre el arpa. Incluso, le consulta si es viable ir a vivir a Madrid para poder tomar las clases. “Nicolasito me dijo: ‘yo encantado. Cuando quieras te vienes por Madrid, y te enseño todo lo que pueda”, recuerda Severiano.
Su alegría fue tanta, revela, que Severiano le dice a sus colegas músicos que dejaba definitivamente Torremolinos (Málaga), para radicarse en Madrid y estudiar con Nicolasito.
“Sin pensar dos veces, hice las maletas, y me vine en mi cochecito a Madrid. Nicolasito me cambió como arpista totalmente, porque él tocaba el arpa de una forma distinta, tenía unas técnicas muy ricas con el instrumento que eran únicas. Incluso, me enseñó a usar su famosa ‘llave’, para hacer sonar los sostenidos. También aprendí temas de los Beatles, así como un repertorio internacional”, afirma con toda pasión el arpista.
Severiano relató, además, que gracias a Nicolasito, con quien estudió durante cinco años hasta 1992, tuvo una formación musical que le permitió actuar como solista instrumental.
Durante la década de los noventa hasta el día de hoy, el progreso musical del arpista Severiano Gómez fue premiado, ya que prestigiosos y lujosos hoteles de cinco estrellas de la capital española le abrieron sus puertas, entre ellos el Hotel Ritz y el Hotel Palace, espacios que reciben habitualmente a personas de renombre, y que están ubicado a escasos metros del famoso Museo del Prado. Tras una larga temporada de casi 10 años en estos sitios, actualmente toca el arpa en los hoteles Intercontinental y Conde Duque, además de actuar en fiestas privadas.
ANÉCDOTA. El arpista Severiano cuenta que curiosamente vivió dos episodios muy similares en los hoteles Palace y Ritz, ambos de Madrid.
“Un día, tocando el arpa en el Hotel Palace, estaba en el hall, situado al lado del restaurante. De repente, aparece una señora merodeando el sitio donde toco, dando vueltas, acercándose a mí y mirándome de cerca. Yo estaba tocando el arpa, y la señora seguía observando, mirando detrás del arpa, e incluso, por debajo del mismo. Al lado del arpa, yo tenía un pequeño amplificador, porque era un sitio amplio. Tras una pausa, le pregunté amablemente a la señora si perdió algo. Y la señora me contestó: ‘no, no’. Y agregó: ‘estaba mirando si hay algún aparato por aquí, porque lo que escucho, se escucha tan perfecto, que parece una grabación’. Y ahí mismo le contesté: ‘señora, aquí no hay ningún truco, nada de eso. Lo que usted está escuchando, suena a pulso’. Quizás, la señora pensó que yo tenía escondido algún disco, y que yo estaba simulando mi ejecución en el arpa. Y luego me dijo: ‘me gustaría llevar a mi casa lo que estoy escuchando’. Definitivamente se quedó alucinada con el arpa”, reveló entre sonrisas Severiano.
Según el arpista, esta es una de las anécdotas que nunca olvida, y que incluso, le sucedió lo mismo en otro lugar, el Hotel Ritz, de Madrid.
Fotos: Sesión de fotografías con el arpista Severiano Gómez en el Gran Hotel Conde Duque, de Madrid (España). Créditos: Sergio Noe.
Parte de este extenso reportaje se publicó en el diario Última Hora, el domingo 5 de junio de 2011. El artículo puede leerse en: http://www.ultimahora.com/notas/434696-Guaireno-difunde-el-arpa-paraguaya-en--Espana