Cada 8 de diciembre, el pueblo paraguayo realiza su gran peregrinación rumbo a la ciudad de Caacupé, considerada la capital espiritual del Paraguay. Sus pasos se dirigen hacia la Virgen de Caacupé, la “madona” de capa y ojos azules que atrae a todos cristianos católicos cada año, junto a la Basílica que lleva el nombre de la ciudad. Los periódicos del país también se hacen eco del fenómeno religioso. Por Sergio Noe.
Esta costumbre de visitar a la Virgen desde distintos puntos de la geografía paraguaya, es una expresión de la religiosidad y de la fe que profesan los paraguayos hacia la Virgen ubicada en una serranía, desde la cual se divisa el mítico lago Ypacarai.
En el 2011, así como todos los años, los periódicos de Paraguay se hacen eco del fenómeno a través de sus ilustrativas portadas. Desde las tapas de los principales medios impresos del país, tales como ABC Color, Última Hora y La Nación, se expone con significativas imágenes el fenómeno de la procesión de los devotos que se dirigen al santuario de la Virgen azul.
Dos medios califican a la “Virgen” como la gran “receptora” de su pueblo, la madre que aglutina bajo su manto a todos los paraguayos.
“La Virgen recibe a sus peregrinos”, reza ABC Color en su portada, mientras que Última Hora expone en su tapa “La Virgencita azul recibe a su pueblo”, acompañada de una imagen con miles de creyentes que viajan para visitar a María, la madre de Jesús.
En tanto, el periódico La Nación se muestra más enfático con el tema de la “fe” religiosa de los paraguayos. “La fe, a toda prueba”, revela la portada, proponiendo como ilustración a jóvenes empapados bajo la lluvia, demostrando así que hasta la adversidad climática que no es capaz de empañar la gran devoción de los creyentes hacia la Virgen.
La fiesta central de la Virgen de Caacupé, estipulada el 8 de diciembre por la Iglesia Católica, es motivo de cohesión de miles de niños, jóvenes, adultos y familias enteras que viajan hasta la capital espiritual del Paraguay, distante a 54 kilómetros de Asunción.
La previa a la peregrinación también tiene una gran convocatoria, con la devoción de la “novena”, que invita a los fieles a nueve días de preparación para la gran fiesta religiosa. La gran vigilia, se realiza el día precedente a la gran festividad del 8 de diciembre, por lo que puede verse gran cantidad de peregrinantes en la noche del 7 de diciembre.
La gran mayoría acude a la Virgen en busca de favores y pedidos, tales como trabajo, salud, bienestar matrimonial y familiar, entre otras solicitudes. También están los que acuden a agradecer a la dama azul las protecciones y gracias recibidas durante el año.
Algunos, venidos desde lejos, incluso duermen en el suelo, en las cercanías o inmediaciones del gran templo para esperar la misa, donde cada año las homilías de la celebración eucarística se destacan como un reclamo de los pastores y sacerdotes de la Iglesia Católica Paraguaya a la sociedad en general y a las autoridades civiles sobre sus responsabilidades.
La misa central se realiza a las seis de la mañana, presidida por la autoridad eclesiástica del lugar, que actualmente está a cargo del monseñor Claudio Giménez, obispo de la diócesis de Caacupé.
En el 2011, Giménez pidió –durante su homilía– por la protección de los niños y la familia. Asimismo, solicitó a las autoridades que encuentren las soluciones a las realidades sociales, tales como el desempleo, la inseguridad y los problemas de la tierra. Pidió especialmente la resolución de las “ocupaciones” y del conflicto armado y el narcotráfico.
Imagen: Tapa de los principales periódicos de Paraguay. Créditos: ABC Color, Última Hora y La Nación.