Cada 8 de diciembre, el pueblo paraguayo realiza su gran peregrinación rumbo a la ciudad de Caacupé, considerada la capital espiritual del Paraguay. Sus pasos se dirigen hacia la Virgen de Caacupé, la “madona” de capa y ojos azules que atrae a todos cristianos católicos cada año, junto a la Basílica que lleva el nombre de la ciudad. Los periódicos del país también se hacen eco del fenómeno religioso. Por Sergio Noe.